jueves, 9 de julio de 2015

DIARIO DE CAROLINA

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva anotación del diario de Carolina.
Sigamos viendo cómo es su día a día.

-¿Has visto, Caro?-me pregunta Teresa-Los barcos navegan. Se pierden en el horizonte. ¿Puedes ver las barcas de los pescadores?
-Están faenando en alta mar-le respondo.
                            Una criada ha colocado una silla junto a la ventana. Teresa se ha despertado de buen humor.
                            Es mi padre quién ha querido sentarla en la silla. Un chal de lana cubre sus hombros.
                            Teresa parece estar más animada que nunca. Creo que tiene que ver con el hecho de que ha salido el Sol. Los rayos solares le dan de lleno en la cara. Parecen iluminar su rostro. Le confieren un brillo especial a sus ojos.
                           Quiero que la Teresa que estoy viendo hoy se quede con nosotros. Que siga sonriendo.
-¡Sería tan bonito poder dar un paseo en barca!-exclama mi prima-Sólo he montado una vez en barca. Cuando llegué a Tambo. ¿Te acuerdas?
-Yo estaba triste porque había perdido a Martín, mi hermano-contesto-Casi no me acuerdo de él. Pero Dios me envió otra hermana.
                          Me gustaría poder hablar con Teresa de Tomás. Muchas veces, me siento tentada a contárselo. Intento abrir la boca. Pero las palabras no suben por mi garganta.
                           Teresa me mira. La sonrisa que esboza es más bien alegre. Ya ni me acuerdo de la última vez que mi prima sonrió de ese modo. Por ese motivo, no me atrevo a hablar de Tomás.
                           Soy una cobarde.
                           Llevo el sabor de la piel de Tomás en mis labios grabada a fuego tras la noche anterior.
                          Y no soy capaz de hablar de él.

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