martes, 29 de diciembre de 2015

ESTE AMOR

Hola a todos.
Aquí os traigo un pequeño relato que escribí hace cosa de dos años.
Se titula Este amor y es un relato cargado de mucho sentimiento.
Deseo de corazón que os guste.

ESTE AMOR

AMLCH, ANGLESEY, GALES, A 3 DE MARZO DE 1803

Mi querida Henrietta:
           
¿Piensas a menudo en el amor? ¿Entiendes lo que siento por ti? Me cuesta trabajo expresarme. No sabía lo que era amar hasta que apareciste en mi vida. No quiero sonar falso. Es así como me siento. ¿Lo sientes tú?
            Oigo cómo cae la lluvia desde la ventana de mi habitación. El cielo se torna cada vez más oscuro. Oigo truenos. ¿Qué sientes cuando oyes el sonido del trueno, Henrietta? ¿Te sobresaltas?
            Veo cómo las olas van a morir contra las rocas. No se ve ningún barco en la distancia. Todos los barcos han regresado a puerto. ¿Te acuerdas de cuándo nos conocimos? Fue un día de mercado. Ibas acompañada por tu doncella.
            Nos hemos visto en la playa. Me despierto a medianoche pensando en ti. Recuerdo todas las palabras que nos hemos dicho. Hemos bailado juntos el vals.
            Nos amamos. Y quiero que nos amemos siempre. Nuestro lugar favorito para vernos es la playa. En una cala, donde nadie puede vernos. Ni siquiera tu doncella sabe que vienes a verme.
            Eres la mitad de mi alma, mi adorada Henrietta. Sentados en la arena, vemos las barcas de los pescadores. Las vemos cómo regresan a la costa. La jornada de trabajo ha terminado. Tú me miras. Me sonríes.
            No nos importa nada en esta vida. Sólo estamos tú y yo. No hay nadie más en la playa. ¿Quién puede molestarnos? ¿Quién puede decirnos que nuestro amor está prohibido? Soy tuyo. Cada beso que nos hemos dado así te lo confirma.
            Recuerdo la otra noche, cuando viniste a verme a mi casa. Llevabas puesto un vestido de color azul claro. Me contaste que hacía algún tiempo que habías empezado a llevar el cabello recogido. El moño que lucías era asombrosamente favorecedor. Te conté que me había quedado sin aliento cuando te vi en el mercado la primera vez. Hacía poco que había llegado a la ciudad. Buscaba trabajo en una mina de cobre. Mientras estoy bajo tierra, pienso en ti. Y noto cómo ya no me rodea la oscuridad.
            Empecé enviándote flores. Me contaste que habías sido presentada en sociedad en Cardiff. Te viste asediada por multitud de admiradores. No soportas a esos petimetres aristocráticos. El sentimiento es mutuo. No soportas que te besen la mano y te reciten poemas que no son suyos.
            Eres distinta, Henrietta.
            Cuando te vi, lo supe en el acto. No eres como las demás mujeres. No te gustan los halagos empalagosos. Te aburres con los bailes. No quieres ser sólo un florero. No quieres ser subastada al mejor postor en el Mercado Matrimonial. Tienes tus propias ideas. Tienes tus sueños. Por eso, deseo de corazón ayudarte. Porque quiero ser yo quien haga realidad todos tus sueños, mi amada Henrietta.
            Cada beso que te doy. Cada vez que te cojo la mano. Cada vez que acarició tu rostro con la yema de los dedos. Cada abrazo que te doy. Intento demostrarte todo el amor que siento por ti. Y tú me correspondes besándome.
            Hay un hombre rondándote.
            Va a visitarte con frecuencia a tu casa. Te regala flores cuando os veis en el salón. Siempre está tu doncella con vosotros. Os vigila. Ese hombre es conde. Puede poner la Luna a tus pies si así lo deseas. Tú le escuchas hablar con gesto distraído. ¿Estás pensando en mí, Henrietta?
            La otra noche…
            La otra noche, yacimos en mi estrecha cama en mi habitación. Tú y yo…Tú llevabas puesta tu camisola interior. Yo estaba completamente desnudo. Te tuve entre mis brazos y pude abrazarte como quería. No podía dejar de besarte. No podía dejar de acariciarte. Mis manos recorrieron todo tu cuerpo. Mis labios se deslizaron con suavidad por tu cuerpo. Llené de besos tus hombros desnudos. La otra noche, amada mía, fuimos uno. Eras virgen hasta esa noche, lo mismo que yo. No te estoy mintiendo.
            Cuando me desperté, lo primero que vi fue tu sonrisa angelical. Te di un beso en la comisura de los labios y pensé que había muerto. Y que estaba viendo a un ángel. Entonces, supe lo que de verdad quería.
            Supe que bajar todos los días a la mina de cobre podía valer la pena si te tenía a mi lado el resto de mi vida. Nos hemos hecho muchos juramento de amor eterno y puedo confiar en que tus palabras son sinceras. Porque el amor que me profesas es tan grande como el amor que te profeso, mi amada Henrietta.
            Porque este amor que siento por ti no se acabará nunca. Iluminas mis días cuando estoy en la mina. Y sueño contigo cuando llega la noche. Eres una estrella que Dios ha puesto en mi camino. Brillas igual que la Luna llena. ¿Te gusta mirar a la Luna, Henrietta? ¿Oyes el sonido embravecido de las olas?
            No te pido mucho. Tan sólo te pido que me ames. Que me ames tal y como soy.
            Te digo una cosa.
            Hace poco, me juré a mí mismo que nos íbamos a casar y soy un hombre que cumple sus promesas. Porque no imagino mi vida sin tenerte a mi lado hasta que los dos nos hagamos viejos. Quiero verme reflejado en tus ojos. Quiero que esos ojos tan bonitos que tienes se iluminen cada vez que estemos juntos.
            No quiero que este amor muera. No lo vamos a dejar morir, mi adorada Henrietta. ¡Te lo juro! ¡Te amaré siempre! ¿Me estás escuchando? ¡Siempre! Nunca dejes de amarme. ¡Te lo suplico!
            A pesar de todo…Aunque se opongan los demás. Aunque me muera en el interior de la mina. Aunque el mundo estalle en mil pedazos. Mi corazón te pertenece.
            Mark.

 
                               

domingo, 27 de diciembre de 2015

FRAGMENTO DE "EL CORAZÓN DE CAROLINA"

Hola a todos.
Aquí os traigo un fragmento de mi novela El corazón de Carolina. 
Deseo de corazón que os guste.
Representa un momento íntimo de Tomás y Carolina.

                              La playa estaba desierta y fue en aquel lugar donde Tomás y Carolina se poseyeron mutuamente sobre la arena. Besos...Caricias...Abrazos...
                     Las caricias que se prodigaron fueron cada vez más íntimas. Tomás besó a Carolina en la frente. La besó en las mejillas. La besó con arrebato en los labios. La abrazó con fuerza. Le acarició su rubio cabello suelto. Quería conocerla toda. Y ella, llena de amor, se entregó a él.

 

sábado, 26 de diciembre de 2015

FRAGMENTO DE "SUSURROS EN EL VIENTO"

Hola a todos.
Estoy leyendo la novela de Elizabeth Haran Susurros en el viento. 
Es uno de los regalos que me ha hecho Papá Noel este año. Cuenta la historia de dos jóvenes que viajan a Australia, una como sirvienta y la otra para vivir con una amiga de su familia tras quedar huérfana.
Las dos chicas viajan a bordo de un barco que naufraga y acaban en una isla desierta como las únicas supervivientes del naufragio. Una de las chicas ha sufrido un fuerte golpe en la cabeza durante el naufragio que le ha hecho perder la memoria y la otra se va a aprovechar de las circunstancias.
¡Y no puedo leer más!
Os dejo con un fragmento de esta novela que tiene muy buena pinta.

Perdió la noción del tiempo. Cuando volvió a abrir los ojos, percibió una luz extraña y comprendió que estaba rompiendo el alba. Se hallaba aferrada a un gran afloramiento rocoso cubierto de percebes. Le sangraban los dedos, los brazos, las rodillas y los tobillos, y temblaba con tal violencia que le castañeteaban los dientes. Vio la orilla a cierta distancia. Era en gran parte un acantilado de rocas, pero más allá se veía un pequeño tramo de arena. Procuró enfocar la mirada. Algo se movía en la arena. Siguió mirando. Al fin, fascinada y asustada a la vez, advirtió que era una colonia de leones marinos. Recordó de pronto que le habían dicho que el mar que rodeaba la isla estaba infestado de tiburones. Se estremeció de temor e intentó sacar las piernas del agua, pero no era posible. Levantó la vista hacia el acantilado donde se alzaba el faro, cuya luz todavía parpadeaba. ¿La podría ver el farero? ¿Sabría que el Gazelle se había ido a pique frente a la costa? 

 Portada de Susurros en el viento, de Elizabeth Haran. 

lunes, 7 de diciembre de 2015

ESTOY CONTENTA

Hola a todos.
Estoy contenta y eso es algo que no voy a negar. No sé el porqué me siento tan bien.
Pero es mi estado de ánimo. ¡Y me encanta!
Veo el mundo de otra manera desde hace algún tiempo. Ya no me preocupa lo que digan los demás de mí. ¡No me importa!
Estoy contenta. Me siento a gusto conmigo misma.
Me gusta escribir como escribo. Me gusta ser yo misma. Me gusta tener el color de ojos que tengo. Poder mirarme en el espejo y aceptarme. Soy como soy.
Y no pienso cambiar.



Soy yo. Soy Laura. Con mis defectos...Con mis virtudes...Soy yo misma.

jueves, 3 de diciembre de 2015

FAMILIA

Hola a todos.
Muchas veces, me he preguntado en qué consiste una familia.
Sé por experiencia que los lazos de sangre no son garantía de cariño. No sirven para mantener unida a los miembros de una misma familia. ¿Familia?
La sangre no termina de unir a las personas. Aunque seas pariente de alguien, si no lo ves, si no hay un trato continuado, no nace el cariño. Los hermanos terminan distanciados por cualquier tontería. Los padres no son siempre buenos padres. ¿Existe la familia? Todos pensamos en un padre, una madre, un niño y una niña. Nuestro concepto de familia parece estar sacado de una telecomedia estadounidense de hace treinta años. Una familia no es así. Los problemas no se solucionan con un te quiero. Las peleas pueden ser terribles. Las cosas no tienen una solución así de fácil. El mundo no funciona así.
Entonces, ¿qué es una familia? Una familia son las personas que te quieren y se preocupan de verdad por ti. Son personas que lo darían todo por ti. Aunque no lleven la misma sangre que tú.
Eso es una familia. Todos tenemos a alguien que se preocupa de verdad por nosotros. Ese alguien es nuestra familia. Aunque nuestro ADN sea distinto.

domingo, 22 de noviembre de 2015

DIARIO DE TOMÁS

Hola a todos.
Me he animado a reabrir este blog para subir un fragmento de lo que sería el diario de mi querido doctor Quesada.
¡Veamos lo que escribe Tomás en su diario!

                                  Ha sido un día muy duro. No estoy nada convencido de que el practicar sangrías para limpiar la sangre sea el mejor de los remedios.
                                  Hoy, he tenido que ver cómo un niño se moría. Juro que intenté hacer todo lo que estuvo a mi alcance por salvarle la vida. Su madre estaba destrozada. Me gritó que las sangrías habían sido lo que le habían matado.
                                Es ya de noche. Pero sé que no podré conciliar el sueño. ¿De verdad estoy siendo un buen médico? No sé qué pensar.
                               Le he escrito una carta a mi hermano. En esa carta, le expongo las dudas que pasan por mi cabeza. Me siento mejor tras haberle escrito. Pronto, recibiré su contestación.

                              Hace unas semanas que mi vida cambió. Apareció alguien en mi vida que lo ha trastocado todo. ¡Tendrías que conocerla, hermano! 

                             Doy un paseo por la Playa de Área. Veo barcas de pescadores varadas en la arena. Los campesinos ya han regresado a sus respectivos hogares. He dado un paseo por los alrededores de la casona. La familia de Carolina ya se ha acostado. Todas las luces están apagadas. ¿Estará durmiendo Carolina? ¿O estará cuidando de su prima?
                            Todo ha cambiado en mi vida desde que entró Carolina en ella. Siento cómo el agua moja mis pies desnudos. No sé cómo era antes.
                            Me siento en la arena. El mar parece confundirse con el cielo nocturno.
                            Ni una sola estrella aparece en el cielo, que está cubierto de nubes. Todos mis pensamientos se dirigen hacia Carolina. Me estoy volviendo loco. Ella me está volviendo loco. Me he convertido en un ser egoísta.
                            Mi preceptor solía decir que el amor vuelve a la gente egoísta. No ve más allá de la persona amada. Ahora, veo que tiene razón.
                             Conozco a Carolina desde hace tiempo. Pero las circunstancias han sido las que me han unido a ella.
                            Teresa era de las primas las que se dejaba ver más. Se la veía dando paseos a caballo con mucha frecuencia. Se la veía dando paseos sola por el Monte de San Fagundo. Era una figura conocida en la isla. Han sido ya varios los aldeanos que me han preguntado por ella. Hablan de su inmenso ego. De su gran orgullo...De su carácter demasiado franco...De su gran vanidad...Pero también echan de menos su risa franca y sonora.

 

                              Unos pasos que se acercan a mí hacen que me vuelta. Tengo la sensación de que estoy delirando. Veo cómo Carolina se acerca a mí.
                             Camina descalza y su rostro se ilumina con una sonrisa cuando me ve.
                            Me quedo sin habla, como siempre me pasa cada vez que me encuentro con su adorable rostro.
-Sabía que te encontraría aquí-me dice.
                            Su cabello rubio está suelto y cae como un manto por su espalda. Me pierdo en su mirada. En sus ojos...
-¿No te alegras de verme?-me pregunta.
                           Mi respuesta consiste en abrazarla. En besarla con fervor.
                            Pienso en Carolina. Todo mi cuerpo depende de ella. Mi corazón...Mi mente...Mi alma...
                           Todo mi ser le pertenece a esta criatura angelical.
                            La beso en la punta de la nariz. La beso en las mejillas. La beso en la barbilla. Mis labios se apoderan con pasión de sus labios. Nos besamos durante un largo rato con pasión. Nos besamos una y otra vez.

lunes, 14 de septiembre de 2015

GATO TOCANDO EL PIANO

Hola a todos.
Hace unos años, este vídeo se convirtió en uno de los vídeos virales más populares de Youtube.
En él, se nos mostraba a un gato tocando una singular melodía al piano.
Os dejo con él para que lo recordéis con ternura y con simpatía. Es el recuerdo que se conserva de este vídeo.


domingo, 13 de septiembre de 2015

"SHOUT IT OUT LOUD", DE KISS

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva canción del mítico grupo Kiss. 
De acuerdo...La canción tiene la friolera de treinta y nueve años. Al igual que Detroit Rock City, esta canción pertenece a su disco Destroyer, de 1976.
Está compuesta desde la perspectiva de un adolescente de aquel tiempo (y de nuestro tiempo también) y habla sobre divertirse a tope.
Es una canción que sirve para recargas las pilas cuando uno está un poco alicaído.
Os dejo con ella.
¡Pasadlo en grande!


sábado, 12 de septiembre de 2015

MUCHA PACIENCIA

Hola a todos.
El título de la entrada lo dice todo. Porque nuestro amigo Dilbert tenía mucha, pero que mucha paciencia como para ir a trabajar todos los días a aquel manicomio que era su oficina.
Aquí os dejo con una frase de su tira cómica:

"Un dólar gastado en lavar el cerebro de la gente es más productivo que un dólar gastado en mejorar el producto."

 Éste es Howard, compañero de trabajo de Dilbert, Alice, Wally y Asok. Grita tanto cuando habla que puede romper las paredes.

viernes, 11 de septiembre de 2015

"I WAS MADE FOR LOVIN YOU, BABY", DE "KISS"

Hola a todos.
Aquí os traigo una canción del mítico grupo de rock Kiss. 
La canción es del año 1979 y es un intento que hizo la banda de fusionar su habitual estilo rockero con la música disco, que estaba tan de moda en aquella época.
No sólo me gusta subir el relato que toca cuando escribo una blog novela. También me gusta subir otras cosas. Y mis otras blog novelas no van a ser una una excepción.
Aquí os dejo con I was made for lovin you, baby. Es un tema pegadizo. Invita a bailar y a sentir con él.
¡Espero que disfrutéis con esta canción tan marchosa y tan rockera a la vez!


domingo, 30 de agosto de 2015

DIARIO DE CAROLINA

Hola a todos.
Aquí os dejo una anotación del diario de Carolina.
Veamos qué pasa por la mente de nuestra protagonista.

                                    Esta tarde, por primera vez en mucho tiempo, me he quedado mirando mi imagen reflejada en el espejo del tocador de mi habitación.
                                    Llevo mi cabello rubio recogido en un moño. El vestido que llevo puesto está limpio. Y, sin embargo, he sentido que la persona que estaba reflejada en el cristal de ese espejo no era yo. Era otra persona.
                                    ¿Cuándo me he puesto tan pálida? Tengo la sensación de ser (¡que la Virgen del Carmen me libre!) miembro de la Santa Compaña.
                                     Recuerdo que yo sonreía mucho antes. Ya no recuerdo la última vez que sonreí.
                                     ¿Desde cuándo me he convertido en esa mujer de gesto serio que estoy viendo reflejada en el espejo? ¡Yo no soy así!
                                     Me siento muy sola. Me digo a mí misma que no debo de ser egoísta. Debo de pensar que Teresa está pasando por un verdadero Infierno. Después de todo, yo sí puedo caminar y quiero ir a visitar la tumba de Martín. En estos momentos, es cuando más echo en falta al hermano que apenas conocí.
                                     Llevo puesto un vestido de color negro. Me cubro con un velo espeso del mismo color la cara.
                                    Me dirijo al cementerio. No hay casi nadie en el pequeño cementerio de la isla.
                                    Contemplo la tumba donde Martín está enterrado. Siento un nudo en la garganta.
                                    Mis padres me han contado que le encantaba cogerme en brazos y sacarme a pasear.
                                    Me llevaba con él a la playa. Nos metíamos en el bosque de eucaliptos. ¿Dónde estás ahora, Martín? Quiero ir contigo otra vez a la Fuente de San Miguel. Llamarte. Pero te llamo. Y tú no acudes a mi encuentro. ¿Por qué tuviste que morir, Martín?
                                  Caigo de rodillas ante la tumba de mi hermano, sin querer mirar la lápida de mármol que recuerda su breve paso por este mundo. Me doy cuenta de que estoy llorando.



-¡Te echo tanto de menos!-sollozo-Me digo a mí misma que debo de ser fuerte por nuestra prima Tere. ¡Tú, que estás arriba, cuida de ella! Eres un ángel, Martín. ¡No la dejes sola! Intercede ante Dios y ante la Virgen del Carmen por Tere. ¡Que pueda volver a caminar! ¡No soporto ver cómo se consume de dolor y de rabia día tras día, hermano!

lunes, 10 de agosto de 2015

DIARIO DE TERESA

Hola a todos.
Y aquí os traigo una anotación de lo que sería el diario de Teresa.
Son muchos los pensamientos que pasan por la mente de nuestra atormentada joven. ¿Queréis averiguarlos?

                                   No entiendo el porqué Carolina se ha enamorado de ese malnacido. ¡Qué tonta he sido!
                                   Yo creía que el doctor Quesada era un verdadero inútil y lo que buscaba, en realidad, era seducir a mi prima. No me atrevo a contarle nada a tía Alberta y a tío Jaime.
                                   Ellos no deben de saber nunca que mi prima ha sido la ramera del inútil que ha sido mi médico hasta ahora. ¡Porque no quiero volver a verle nunca más!
                                   Lo único que hago es llorar. Sólo quiero llorar y consumirme porque no sirvo para nada. ¡Maldigo el día en el que salí a pasear a caballo bajo la lluvia!
                                   He quemado mi traje de amazona, que era mi orgullo. Todos mis sueños de poder viajar por toda España y por todo el mundo han quedado hecho añicos. ¿Qué es lo que me queda?
-No vuelvas a ver a ese malnacido-le pido a mi prima cuando salimos a dar un paseo por el jardín-Si lo haces, se lo contaré a mis tíos. No quiero amenazarte, Carolina.
                                Siento, sobre todo, celos. ¿De verdad estoy celosa de mi prima?
                                Ella está viviendo todo lo que yo no puedo vivir. Está viviendo una historia de amor que a mí me está vetada vivir.
-No volveré a verle-me promete Carolina-No soy una mentirosa. Nunca falto a mis promesas.
-Eso espero-afirmo.
-Cuidaré siempre de ti y trataremos de buscar ayuda para que puedas volver a caminar.
-¡No hagas eso! Sólo quédate conmigo.
                            Estoy siendo egoísta. De pronto, el cielo se oscurece.
                            Empiezo a temblar con violencia. El ver el cielo cubierto de nubes me recuerda al día del accidente. Estaba lloviendo con fuerza. ¡No quiero que llueva!
                             Rompo a llorar de desesperación. ¿Por qué tiene que llover tanto en esta isla? ¿Por qué tuve que salir a pasear a caballo aquella funesta tarde? ¿Por qué no le hice caso a Carolina? Son muchas preguntas que nunca tendrán respuesta.
-Será mejor que nos metamos dentro-me propone Carolina.
                           Eso es lo que hacemos.
                          Mi prima se lamenta de que no podremos ir a la Fuente de San Miguel.
                          Yo no quiero que ningún vecino me vea en silla de ruedas. Quiero quedarme eternamente encerrada aquí dentro. En la casona...
                            Será mi tumba.
-Pensaba que os ibais a mojar-comenta mi tía Alberta cuando entramos en el salón-Ya ha empezado a llover. ¿Lo escucháis? ¡Cielo Santo! ¡Parece que va a haber hasta rayos!
                            Un criado me levanta de la silla de ruedas y me sienta en un sillón.
-Te puedo leer algo en voz alta-me sugiere Carolina-¿Qué te gustaría que te leyera? Hay buenos libros en la biblioteca de papá.
-¡No me leas nada!-le pido.
                          No me mira con odio. Hay una profunda resignación en su mirada. Veo dolor en sus ojos. Está sufriendo como yo estoy sufriendo.
                           Pero ni siquiera eso me reconforta.

jueves, 23 de julio de 2015

DIARIO DE TOMÁS

Hola a todos.
Aquí os traigo una anotación de lo que sería el diario de Tomás.
Veremos lo que piensa y lo que siente nuestro doctor Quesada.

                                   He visitado el caserón a primera hora de la mañana, cuando estaba empezando a amanecer.
-¿Cómo ha pasado la noche la señorita Teresa?-le pregunto al mayordomo que me abre la puerta.
-Ha pasado la noche inquieta-responde éste-Le han dado unas décimas de fiebre. Doña Alberta y la señorita Carolina han estado toda la noche turnándose para cuidarla. Ahora mismo, doña Alberta está con la señorita Teresa.
-Voy a verla.
-La señorita Carolina está durmiendo. Doña Alberta la mandó a acostarse hace un rato.
                            La puerta de la habitación de Carolina estaba entreabierta cuando pasé. No sé porqué me he detenido.
                           Tuve la sensación de estar delante de un ser venido de otro mundo. Un ángel...
                           No he conocido nunca a nadie como Carolina, una joven tan dulce y tan hermosa. Sus ojos estaban cerrados. Pero yo podía adivinar el brillo apagado de aquellos ojos verdes. Su cabello de color rubio se extendía sobre la almohada e, iluminado por el Sol, parecía emitir destellos dorados. Me sobrecogí.
                            No sé porqué entré en esa habitación. Su cuerpo estaba tapado por las mantas. Iba vestida con un camisón de color blanco que no disimulaba su figura delgada. Una figura delgada, aunque bien proporcionada. Pensé que podía pasarme todo el día contemplando a Carolina. Y me sentí incómodo.
                           He ido a esa casa a visitar a una paciente. No he ido a contemplar cómo duerme la prima de mi paciente.
                           Me resisto a abandonar la habitación. Camino hacia atrás, sin apartar la vista de la figura de Carolina. Pienso que, si se despierta y me ve en su alcoba, podría asustarse. Podría pensar lo peor de mí.
                           No me resisto a irme sin besarla en una mejilla. Sin besarla suavemente en los labios.
                           Beso su mejilla. Beso también sus labios.
                           Y me marcho.
                           En el pasillo, me topo con doña Alberta. La mujer no tiene ni idea de que he estado admirando la figura dormida de su hija.
-¡Menos mal que está aquí, doctor Quesada!-exclama al verme-Tere se acaba de despertar. No ha dormido en toda la noche.
-¿La estoy oyendo gritar?-le pregunto.
-Mandé a Caro a descansar un rato. Luego, Tere se despertó y trató de levantarse de la cama. No he querido avisar a mi hija. Lleva muchas noches sin conciliar el sueño y, si sigue así, acabará enfermando. Jaime y un criado han levantado a Tere del suelo. ¡Mi pobre sobrina! ¿Qué clase de vida le espera?
-Cálmese y vayamos a ver lo que le ocurre a su sobrina, señora.
                         Intento no mirar en dirección a la habitación de Carolina.
                         Escucho los gritos que profiere Teresa. Está fuera de sí y lo único que quiere es volver a levantarse de la cama.
                         Don Jaime la tiene abrazada, en un intento por consolarla.
                         Visitar a la joven Teresa me embarga de desazón. Es una joven cuya vida ha quedado destrozada.
-¿Qué está haciendo este inútil aquí?-me increpa en cuanto entro en la habitación.
                          Mi mayor deseo es poder ayudarla. Pero no sé cómo hacérselo entender cuando Teresa no quiere escuchar a nadie.
-He venido para ver cómo está usted-le contesto con tranquilidad.
-¿Acaso no ve cómo me encuentro?-me espeta Teresa.
-Gritando y faltando el respeto a la gente no va a conseguir nada.
-El doctor Quesada sólo quiere ayudarte-interviene don Jaime-Todos estamos muy preocupados por ti, querida.
-¡No puedo caminar, tío Jaime!
                          Los gritos de Teresa hacen que Carolina se despierte. Entra en la habitación de su prima. Un grito se escapa de mi garganta cuando contemplo a ese maravilloso ser de apariencia angelical. ¿Estoy viendo a una mujer de verdad o estoy en presencia de un verdadero ángel?
                           Camina descalza. Entra como ida en la habitación de su prima, quizás porque está atontada. Teresa la ha despertado. Lleva suelto su cabello y caía como un manto sobre su espalda.
                         Aún así, soy incapaz de apartar mi mirada de aquella bella criatura.

jueves, 9 de julio de 2015

DIARIO DE CAROLINA

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva anotación del diario de Carolina.
Sigamos viendo cómo es su día a día.

-¿Has visto, Caro?-me pregunta Teresa-Los barcos navegan. Se pierden en el horizonte. ¿Puedes ver las barcas de los pescadores?
-Están faenando en alta mar-le respondo.
                            Una criada ha colocado una silla junto a la ventana. Teresa se ha despertado de buen humor.
                            Es mi padre quién ha querido sentarla en la silla. Un chal de lana cubre sus hombros.
                            Teresa parece estar más animada que nunca. Creo que tiene que ver con el hecho de que ha salido el Sol. Los rayos solares le dan de lleno en la cara. Parecen iluminar su rostro. Le confieren un brillo especial a sus ojos.
                           Quiero que la Teresa que estoy viendo hoy se quede con nosotros. Que siga sonriendo.
-¡Sería tan bonito poder dar un paseo en barca!-exclama mi prima-Sólo he montado una vez en barca. Cuando llegué a Tambo. ¿Te acuerdas?
-Yo estaba triste porque había perdido a Martín, mi hermano-contesto-Casi no me acuerdo de él. Pero Dios me envió otra hermana.
                          Me gustaría poder hablar con Teresa de Tomás. Muchas veces, me siento tentada a contárselo. Intento abrir la boca. Pero las palabras no suben por mi garganta.
                           Teresa me mira. La sonrisa que esboza es más bien alegre. Ya ni me acuerdo de la última vez que mi prima sonrió de ese modo. Por ese motivo, no me atrevo a hablar de Tomás.
                           Soy una cobarde.
                           Llevo el sabor de la piel de Tomás en mis labios grabada a fuego tras la noche anterior.
                          Y no soy capaz de hablar de él.

miércoles, 8 de julio de 2015

DIARIO DE CAROLINA

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva anotación del diario de Carolina.
Ha pasado mucho tiempo desde que hice la última entrada en este blog. Por eso, he querido abrirlo de nuevo, para que le dé el aire.
¡Aunque sea el aire cálido del verano, je, je!
Veamos qué escribe Carolina en su diario.

                                   Es inútil intentar que Teresa beba un sorbo de su taza de leche caliente que le sirve la criada para el desayuno.
-¡No quiero tomar nada!-protesta.
-Señorita Teresa, no puede estar sin tomar nada-le exhorta la criada.
-¡Me quiero morir!
                              La taza de leche sale volando por los aires.
                              Mi madre y yo contemplamos la escena con dolorosa impotencia. Mi madre le ordena a la criada que recoja los trozos de porcelana rotos. Teresa rompe a llorar con amargura.
                              Acaricio con la mano el cabello revuelto de mi prima.
-Tú no sabes lo que es esto, Caro-se lamenta-No sabes lo que significa no poder volver a caminar nunca más.
                             La beso en la frente.
-Tienes razón-admito.
-No quiero vivir de este modo-afirma Teresa.
-Volverás a caminar algún día.
-¿Quién dice eso?
-El doctor Quesada...
-¡Maldito inútil! ¿Por qué no puede curarme?
                          Teresa intenta contener los sollozos que brotan del interior de su garganta.



-El doctor Quesada es un buen médico-interviene mi madre-Gracias a él, estás viva.
                         La criada se pone de rodillas en el suelo. Recoge con la mano los trozos de la taza de porcelana que Teresa ha roto. Una mancha de leche se extiende por el suelo. Intento no mirar hacia allí.
                         No quiero mirar tampoco a Teresa. No quiero que adivine lo que me pasa.
-¡Gracias a él, estoy postrada en esta cama!-escupe mi prima con rabia-¡Si tengo que moverme, he de hacerlo en una silla de ruedas! ¿Cómo puedes pensar que esto es vida, tía Alberta? ¡Esto es una muerte en vida!
                         Tengo una señal de mordisco que me dio Tomás anoche en uno de mis pechos.
                        Mis labios aún están hinchados por los besos que compartimos.
                        Teresa tiene razón. Está condenada a este martirio. Llevar una muerte en vida. No sé qué hacer.
                        Me siento terriblemente mal porque, a pesar de todo, cuando estoy con Tomás, me olvido de todo.

miércoles, 28 de enero de 2015

DIARIO DE CAROLINA

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva anotación del diario de Carolina.
¡Vamos a ver qué está pasando por su cabeza!

-Duele estar vivo-se lamenta Teresa.
                         Detesta los días de lluvia y hoy está lloviendo.
                         Antes, aborrecía los días de lluvia porque no podía salir a montar a caballo. Ahora, aborrece los días de lluvia porque le traen a la mente recuerdos muy dolorosos.
-¿Por qué no jugamos a las cartas?-le sugiere mi madre-Hace tiempo que no jugamos a las cartas. Eso te distraerá un poco, querida. ¿Qué te parece?
-No quiero jugar a nada, tía Alberta-contesta Teresa, quien está al borde del llanto-Déjame.
-No puedes quedarte ahí llorando-interviene mi padre-Una joven como tú tiene que estar distraída con algo. Podrías aprender a bordar.
-¡Sólo quiero morirme!-solloza Teresa.
                           Es muy duro para mí ver cómo mi prima se va consumiendo cada día que pasa poco a poco. Es muy duro intentar consolarla cuando ella no quiere ser consolada. Se ha derrumbado de tal modo que me parece imposible ayudarla a salir del pozo en el que está sumida.
-¡No puedes estar hablando en serio!-estallo-¡No te reconozco, Tere! ¡Tú no puedes decir esas cosas! ¿Dónde está la Tere que conozco? ¿Dónde está mi prima fuerte y decidida?
                             No quiero gritarle a Teresa.
                             Pero no soporto verla tan hundida. No soporto sentir que soy incapaz de hacer algo por ayudarla.
-Carolina, cariño, estamos haciendo lo que podemos con Tere-me asegura mi madre.
                            Sé lo que quiere decir. Teresa es quien debe de poner de su parte. Quién ha de ser fuerte. Pero no logra ser fuerte. No puede.

                          

-Tú no puedes entenderlo, Caro-se lamenta Teresa-No puedes saber lo que yo siento.
                           Tiene razón. No sé lo que se siente al ser condenada a permanecer postrada para siempre en una silla de ruedas. No sé lo que se siente cuando una joven llena de energía y de vitalidad ve truncada su vida por un absurdo accidente. No puedo entender lo que siente Teresa cuando yo sí puedo caminar.  

sábado, 17 de enero de 2015

DIARIO DE CAROLINA

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva anotación del diario de Carolina.

                                       El castro viejo está sumido en la oscuridad cuando llego a él. Tomás me está esperando.
                                       A veces, me asalta la idea de que podría quedarme embarazada de Tomás.
                                      Sin embargo, me olvido de todo cuando estoy entre sus brazos.
                                       Los dos yacemos desnudos en el suelo, entre las ruinas de aquel lugar que una vez estuvo habitado. Donde hubieron parejas que se amaron una vez. Igual que nosotros...
                                       Los besos de Tomás...Sus abrazos...Su lengua recorriendo mi cuerpo. Sus labios posándose en distintas partes de mi piel. Sus caricias...Sus labios recorriendo mis senos...
                                       Todo esto es real. Lo estoy sintiendo.
                                       Me olvido de todo. Tomás se olvida de todo. Se olvida de la frustración que le inunda al no poder hacer nada para curar a Teresa. Yo me olvido de la visión de mi prima en una silla de ruedas postrada. Me olvido de su dolor. Soy una egoísta por pensar en mí. Odio a Tomás por ser tan egoísta. No sé qué sentir. Tan sólo estoy con Tomás. Con él...Y eso es lo único que me importa.
                                   Siento su cuerpo invadir mi cuerpo.
                                   Le siento encima de mí. Le siento dentro de mí. Fusionándose conmigo. Abrazándome con fuerza.
                                   ¿De verdad son tan brillantes las estrellas que brillan en lo alto del cielo?
                                    El propio Tomás me lo dice.
                                    Me recuerda de un modo sutil que lo que hacemos puede traer consecuencias. Soy consciente de que podría quedarme embarazada. ¿Y qué pasará entonces?
                                Si descubro algún día que voy a ser madre, tendré que contarle a mis padres toda la verdad. Tendré que sincerarme con Teresa y hablarle de mi relación con Tomás. Pero la regla hace acto de presencia de forma puntual, como cada mes.
                                 Hace unas mañanas, vi mis calzones manchados con la sangre de mi menstruación. Y sentí los habituales dolores que la regla trae consigo. No estoy esperando un hijo de Tomás.
                                 Para mí es muy duro tener que despedirme de él con un beso. Pero sé que volveremos a vernos a la noche siguiente. Da igual el sitio.

viernes, 16 de enero de 2015

DIARIO DE CAROLINA

Hola a todos.
Aquí os traigo una de las anotaciones del diario de Carolina.
Esta parte no está incluida en la novela, pero es bueno conocer lo que piensa Carolina. Saber más sobre ella.

-¿No te parece un disparate que estemos aquí?-le pregunté a Teresa esta tarde.
-Tenía que regresar, Caro-respondió mi prima.
-Lo único que vas a conseguir es hacerte más daño.
-Nada puede hacerme daño en estos momentos. Lo único que quiero es desaparecer de la faz de La Tierra.
-¡Por el amor de Dios, Tere! ¡No digas más disparates! Me asusta oírte hablar así.
-¿Y qué quieres que diga? El accidente me mató. Acabó con mi espíritu. Mis piernas están muertas. Nunca más volveré a caminar.
                            A petición de Teresa, hemos ido a pasear al bosque de eucaliptos. No me gusta estar aquí con ella. Teresa recuerda con demasiada nitidez el accidente. Quiere buscar el lugar donde el caballo la tiró al suelo. Yo me negué en redondo. No quiero que Teresa sufra. Y está sufriendo demasiado la pobre.
                             Las blancas y suaves mejillas de Teresa están hundidas. El cuerpo esbelto de mi prima ha cambiado. Ha perdido mucho peso.
                             Está cada día que pasa más y más delgada. He oído a las criadas decir que mi prima parece un esqueleto. Y aprieto los puños.
                            Intento recordar a la Teresa que una vez fue. Pero sólo queda esta joven desgraciada y que no termina de asumir lo ocurrido.
                             Intenté no echarme a llorar delante de Teresa.
                             Le di un fuerte abrazo al inclinarme sobre ella. La besé en las dos mejillas. Le acaricié con la mano su cabello suelto.



-Volvamos a casa-le sugerí-Mi padre enviará a uno de los criados a buscarnos.
-Tienes razón-suspiró Teresa.
-No es bueno que estemos aquí solas las dos.
-Debí de haberte escuchado aquella tarde.
                        Me siento culpable.
                        Porque Teresa no sabe que Tomás y yo nos besamos a escondidas. No sabe nada de los abrazos furtivos que nos damos. No sabe nada acerca de las caricias que he recibido de él.
                         Teresa me coge la mano y me la oprimió con cariño.
-Gracias por ser tan buena conmigo-me dijo con tristeza y con dulzura a la vez.
                         No sabe que he yacido ya varias veces en brazos de Tomás. Del médico que la atiende. Me siento culpable porque Teresa no sabe nada.

sábado, 10 de enero de 2015

UNA TRAGEDIA

Hola a todos.
Y aquí os traigo la cuarta y última parte de mi relato Una tragedia. 
Es bueno empezar el año terminando todo aquello que se ha terminado. Y quiero seguir terminando historias que merecen la pena que tengan un final.

                                  Elena, pensó Fernando mientras las lágrimas surcaban sus mejillas. Elena...
                                  Recordaba el primer beso que le dio. Le robó un beso en el viejo castro.
                                  La primera vez que la hizo suya.
                                  Cuando se adentraban en el bosque de eucaliptos donde podían amarse libremente y donde Fernando podía recorrer con la lengua cada centímetro de la piel de Elena. Donde ella se sentía libre de llenar el cuerpo de su amado de besos. Donde eran felices.
                                 Se aferró con desesperación a la mano de Elena, que estaba ya fría. Sus ojos recorrieron la cara de ella. Parecía que estaba dormida, con los ojos y la boca cerrados. ¿Cuándo supiste que ibas a tener un hijo mío?, le preguntó en silencio.
                              No lo sabía.
                              Se inclinó y sus labios se apoderaron con desesperación de los labios carnosos y fríos de Elena.
                              La besó muchas veces en la boca. Pero Elena ya no le devolvía los besos, tal y como hacía cuando se besaban en la Fuente de San Miguel. La certeza de que no volvería a besar nunca más a Elena le golpeó con dureza.
                            ¿Por qué has tenido que morir?, pensó Fernando con desolación.
                            Fue la madrina de Elena quién obligó al desconsolado duque a abandonar el sótano porque debía de amortajarla.
                           Aquella mujer había envejecido treinta años de golpe al pensar en que había perdido a Elena.
                            Todo el mundo lamentaba la pérdida de aquella joven que había llegado a sus vidas como un soplo de aire fresco. Fernando ya no veía nada y tenía la sensación de que ya no podía sentir nada. Ni siquiera podía sentir ya dolor.



                             Elena fue enterrada al día siguiente en el pequeño cementerio de Tambo junto a su madre.
                            Fernando abandonó la isla la misma tarde del entierro de su amada Elena.
                            La casona de doña Catalina quedó sumida en el silencio desde aquel día. Aurora y Arturo acabaron fugándose juntos.
                          Los vecinos contaron que se oía de vez en cuando algo parecido a un tarareo. Elena tenía la costumbre de cantar mientras fregaba los suelos de rodillas. Y se ve a Fernando mirarla a lo lejos con tristeza. Pero son sólo rumores.
                         Fernando nunca regresó a Tambo. Y los fantasmas no existen.
                         La gente habló durante mucho tiempo de ellos. De la trágica muerte de la joven Elena...Y de cómo el duque de Santa Comba quedó sumido en el dolor por la pérdida de su amada.

FIN

viernes, 9 de enero de 2015

UNA TRAGEDIA

Hola a todos.
Y aquí os traigo la tercera  parte de mi relato Una tragedia. 
Deseo de corazón que, pese a todo, os haya gustado.
Mañana, el final.

-¿Qué había entre esa mujer y tú?-le preguntó doña Catalina a su sobrino-¡Dime que los rumores que circulan sobre vosotros no son ciertos! Por favor...¿Qué ha pasado?
-Elena y yo nos amábamos, tía-respondió Fernando con apenas un hilo de voz.
                          Cogió la mano fría de la joven.
-¿Era tu amante?-tornó a preguntarle doña Catalina.
-Yo la amaba y ella, a su vez, también me amaba-respondió Fernando.
-¿Te das cuenta del escándalo que has protagonizado? Todo el mundo recuerda que bailaste con ella en aquella fiesta que se celebró hace como unos seis meses. Dicen que ha sufrido un aborto que la ha matado. ¿Acaso tú eras el padre de ese infeliz que no ha llegado ni siquiera a nacer?
                          Ojos de color oscuro...Cabello largo y dorado como el Sol...Piel muy blanca...Cuerpo esbelto...Alta...Labios de color rojo...
                          Así quería recordar a su Elena.
                         Fernando no sentía el menor deseo de discutir con su tía.
                         Por eso, guardó silencio.
-Lo que no entiendo es lo que ha pasado-pensó la dolorida mente de Fernando-Elena parecía estar recuperada de todo.
                         El cuerpo que yacía inmóvil en la cama era el mismo cuerpo que había despertado a su pasión.
                         Fernando lanzó un sollozo que pareció más un alarido de dolor. Sólo Dios sabía lo que le había ocurrido a su amada Elena. Lo que había sufrido.
                         Escuchó algunos susurros de los criados. Doña Catalina, mientras, pensaba en el escándalo que se iba a producir. El Sol se colaba a raudales por el pequeño ventanuco del sótano. Iluminaba de una manera sobrenatural el cadáver de Elena. Fernando se aferró a ella. No podían separarles. Nunca les iban a separar.
                        Miraba con horror el rostro de su amada.
-He perdido a la único mujer que realmente he amado-pensó con dolor-No volveré a amar a nadie nunca más.
                         Era incapaz de asimilar lo que acababa de ocurrir en aquel sótano. Quería pensar que estaba en mitad de una espantosa pesadilla. Pero no tardaría en despertar. Y Elena estaría a su lado. Como siempre...
                         


-¿No piensas decirme nada?-le espetó doña Catalina-Tu prima y tú me tenéis muy disgustada. Tu prima es la querida de mi contable. ¿Te crees que no lo sé? Y tú...
-Aurora es mayorcita-replicó Fernando-Sabe muy bien lo que quiere. ¡Dichosa ella! Arturo está vivo.
-¿Y qué me dices de ti?
-Yo ya no importo.

jueves, 8 de enero de 2015

UNA TRAGEDIA

Hola a todos.
Aquí os traigo la segunda parte de mi relato Una tragedia. 
No es mi relato más alegre, como he dicho antes. Pero vale la pena ver todas las vertientes del amor. Incluso, la más triste de todas.

                                    Habían pasado unos meses desde que se celebró la fiesta.
                                   Los llantos inundaron la casona de doña Catalina. Fernando intentaba asimilar lo ocurrido. Elena, su adorada Elena, acababa de morir. La mujer que más había amado en el mundo ya no estaba.
                                  Bajó al sótano, donde Elena dormía junto con el resto de la servidumbre. El ambiente allí era triste.
                                 Los ojos de color gris de Fernando no podían ver por dónde pisaba. Doña Catalina también había bajado al sótano sólo para comprobar que Elena estaba muerta. Los sollozos de los sirvientes se escucharon en toda la isla. Había sangre seca en el camastro de Elena. Se decía que la joven había muerto desangrada tras sufrir un aborto.
                               Fernando encontró a su prima Aurora allí. Los ojos de la joven estaban llenos de lágrimas. Había llegado a encariñarse con aquella joven llamada Elena. Con aquella joven que parecía que sólo armaba bullicio. Eso le gustaba ya que hacía enfadar a su madre. Aurora ya había tomado su propio camino.
                             Sin disimulos, Arturo, el contable de doña Catalina, se acercó a Aurora. Toda la isla sabía que ambos eran amantes.
                            Arturo abrazó con fuerza a Aurora.
                           La mirada de Fernando se detuvo en ellos durante unos instantes. No era el momento de regañar a Aurora, ya que buscaba, en apariencia, consuelo. Se acercó al camastro donde dormía Elena desde siempre. Había nacido en aquel sótano dieciocho años antes. Era un lugar frío y húmedo.
                         La madrina de Elena había cruzado las manos de la joven sobre el pecho. Fernando sintió cómo sus piernas flaqueaban y cayó de rodillas ante el camastro. En aquel momento, sólo era consciente de que Elena estaba muerta. No se oía nada en el sótano, excepto el sonido de los llantos. La madrina de Elena no tenía consuelo. Ya había perdido a su mejor amiga, la madre de la joven cuyo cadáver yacía en aquel camastro, que había sido como su hermana. Estaba sola.
                         Fernando llenó de besos suaves el rostro de Elena.
                         Arturo besó repetidas veces a Aurora en la frente.
                         Apenas unas noches antes, Arturo y Aurora se convirtieron en amantes.
                        Arturo se coló en la alcoba de Aurora.
                         La condujo hasta el lecho donde dormía.
                         No podían parar de besarse con pasión. Y Aurora se dejó llevar cuando Arturo la besó en el cuello.
                        Se amaban desde hacía mucho tiempo.
                       Aurora se apartó de Arturo.
                        Se acercó a Fernando y le dio un beso en la mejilla.
                       Quiso decirle cuánto lo sentía, pero las palabras quedaron atoradas en su garganta. Fernando intuía la cercanía de su prima. Por lo menos, alguien sabía lo que él estaba sintiendo en aquellos momentos.
                       Arturo se acercó a Aurora y la besó con suavidad en los labios.
                      La hizo salir del sótano. Tenía la sensación de que la joven iba a desmayarse de un momento a otro ante la visión de la sangre que manchaba el camisón de Elena. Y alguien había retirado una especie de extraño bulto que había salido del interior de la joven que acababa de morir y que estaba atado a ella. Un bulto amoratado y ensangrentado que no había logrado desarrollarse lo suficiente como para vivir de manera independiente de ella. Un bebé...Un niño sin vida...



                            Arturo llenó de besos el rostro de Aurora mientras la sacaba del sótano.

miércoles, 7 de enero de 2015

UNA TRAGEDIA

Hola a todos.
Este relato transcurre en la isla de Tambo, donde transcurre mi novela El corazón de Carolina. 
No es la historia más alegre que he escrito, pero el amor, al igual que la vida, tiene una vertiente trágica.
Está dividido en varias partes que quiero ir subiendo todos los días a este blog.
Pero es un relato más bien cortito que espero que os guste.

UNA TRAGEDIA

ISLA DE TAMBO, EN LA RÍA DE PONTEVEDRA, 1815

                    Fernando y Elena se enamoraron durante un baile. Éste tuvo lugar en la aldea donde ambos vivían. Esta aldea se situaba en la isla de Tambo. Era un domingo por la tarde. Eran los primeros días de la primavera.
            No hacía frío. Pero tampoco hacía calor. Elena siempre había sido tratada por su madrina como un ser frágil y débil. Desde que era muy pequeña había estado muy enferma. Sin embargo, al crecer, su salud había mejorado bastante. No obstante, su madrina seguía sobreprotegiéndola. Pero Elena quería divertirse.
            De pronto, Fernando, al que ella conocía del pueblo, se acercó a ella. Y la invitó a bailar. Su madrina intentó detenerla. Pero Elena no les hizo caso. Quería divertirse por una vez en su vida. Por ese motivo, aceptó la oferta de Fernando. Se puso de pie y comenzó a bailar con él. Dio vueltas…Y más vueltas…Quería echar a volar y casi lo consiguió.
            Se echó a reír con ganas. Se estaba divirtiendo muchísimo y eso era lo que ella más deseaba.
            Fernando pertenecía a la aristocracia. En cambio, Elena era una humilde sirvienta. 
           Trabajaba como criada en la casona de la tía de Fernando. Él pasaba largas temporadas en la isla huyendo del ajetreo de Santiago de Compostela. 
            Elena parecía haber recobrado la salud desde que alcanzó la adolescencia. 
            Los dos no podían venir de mundos más opuestos. Fernando era el duque de Santa Comba. Ostentaba uno de los títulos más importantes de toda la aristocracia española. Además, era inmensamente rico y poseía numerosas tierras a lo largo de Pontevedra. 
             Elena, en cambio, era la hija bastarda de una de las numerosas sirvientas que trabajaban en la casa de doña Catalina, la tía de Fernando. 
              Su madre había muerto tiempo atrás. Sólo tenía a su madrina, que era quién la estaba cuidando. Elena sentía una gran envidia al mirar a Aurora. Era la hija de su señora. 
              Deseaba ser como ella. A escondidas, la imitaba en todos sus ademanes. 
              Fernando y Elena se separaron cuando terminaron de bailar. Sabían que iban a ser motivo de numerosos comentarios. En aquellos momentos, Fernando era consciente del gran escándalo que acababa de protagonizar. 
             ¡Bailar con una bastarda! Por la vida de Fernando habían pasado muchas mujeres. 
             Pero...Había algo en Elena que le atraía sin remedio. No sabía a ciencia cierta de qué se trataba.